Alicante, 1-08-2025.
Afecta a miles de profesionales que venden, instalan o usan cámaras, TPV, sensores, ‘routers’…
Cualquier autónomo que venda, instale o use dispositivos conectados a internet deberá revisar su catálogo, porque la nueva normativa UE de ciberseguridad deja fuera a todos los dispositivos sin etiqueta CE actualizada.
A partir del 1 de agosto de 2025, aquellos autónomos que vendan, instalen o utilicen dispositivos conectados a la web (IoT, por sus siglas en inglés: Internet of Things), como cámaras de seguridad, termostatos inteligentes, TPV inalámbrico, sensores agrícolas, cerraduras electrónicas o sistemas de climatización deberán verificar si cumplen una nueva norma europea: la EN 18031.
La UE prohibirá el uso o la venta de todos los dispositivos IoT que no se adapten a los requisitos de ciberseguridad establecidos en dicha norma, lo que pone en riesgo buena parte del stock que aún se mueve en el mercado.
El cambio afecta tanto a los instaladores que ofrecen estos productos a terceros, como a los profesionales que los emplean en su propio negocio. Desde técnicos en domótica hasta repartidores con localizadores GPS, pasando por autónomos que usan datáfonos o sensores en sus actividades diarias, todos deberán revisar sus equipos antes de esa fecha.
Y quienes los comercializan, además, deberán hacerlo con especial cuidado, porque cualquier producto no certificado dejará de poder llevar el marcado CE y no podrá venderse legalmente en Europa.
El uso y venta de dispositivos conectados está muy extendido entre los autónomos
La norma EN 18031 se enmarca en la estrategia europea de reforzar la ciberseguridad en el ámbito del llamado “Internet de las Cosas”, que agrupa a todos los dispositivos con capacidad de conectarse a la web o a redes inalámbricas.
Y aunque muchas veces se presentan como tecnología doméstica, su presencia en negocios de todo tipo es creciente. Desde sistemas de control de accesos en locales hasta sensores de humedad en cultivos o medidores de energía en pequeños talleres industriales, su uso es generalizado entre los autónomos.
En concreto, la normativa obliga a que cualquier equipo conectado que se ponga en el mercado europeo a partir de agosto cumpla tres condiciones básicas, explicó a este diario el profesor de la Universidad Politécnica de Bilbao, Aritzei Lurbeiti:
- Por un lado, no deben perjudicar ni saturar las redes de telecomunicaciones a las que se conectan.
- Por otro, deben proteger adecuadamente los datos personales del usuario, conforme al reglamento europeo de protección de datos.
- Y finalmente, tienen que incorporar medidas activas contra el fraude, “como impedir accesos no autorizados o evitar manipulaciones de la información que gestionan”.
No afecta sólo a grandes fabricantes, sino también a pequeños instaladores o distribuidores
Basta con que un autónomo venda dispositivos tecnológicos, bien sea en su web o en un pequeño bazar, para que tenga que verificar si esos equipos están adaptados. Y lo mismo ocurre con los profesionales que llevan a cabo instalaciones a medida en viviendas o negocios. “Si el router o el sensor para vigilar los movimientos de una persona dependiente no cumple la norma, no podrá instalarse legalmente, ni formar parte de una oferta comercial”, continuó Lurbeiti.
Así, a partir del viernes 1 de agosto, cualquier distribuidor o instalador que ofrezca equipos no conformes con la norma EN 18031 podría enfrentarse a sanciones o a la retirada de sus productos del mercado. “En la práctica, eso significa que los autónomos deberán revisar su catálogo y consultar a sus proveedores si los modelos que trabajan ya han sido adaptados o si hay que sustituirlos por nuevas versiones con el distintivo CE actualizado”, indicó el experto. Para quien “el cumplimiento de esta norma será obligatorio para mantener la legalidad de la actividad”.
Para quienes simplemente utilizan estos dispositivos, el cambio también es importante. Si un autónomo emplea sensores, cámaras o sistemas de control que no cumplan con la normativa y se estropean o quedan obsoletos, puede encontrarse con que no hay repuestos ni actualizaciones disponibles. Además, podría ser responsable si un fallo de seguridad afecta a los datos de sus clientes o a la red de su negocio. Por eso, conviene revisar qué se tiene instalado y valorar la sustitución de los equipos que no cumplan.
Uno de los sectores más expuestos es el del pequeño comercio, por el uso de TPV
Los pequeños comercios, donde cada vez es más común el uso de tecnología conectada, son uno de los sectores más afectados. Desde TPV inalámbrico hasta sistemas de control de aforo o vigilancia remota, todos estos dispositivos deben cumplir la normativa si se venden o se integran en nuevos proyectos. Lo mismo ocurre en hostelería, donde las cámaras de seguridad, los sensores de temperatura en neveras o los datáfonos conectados forman parte del equipamiento habitual.
En agricultura, muchos autónomos han apostado por sensores de humedad, estaciones meteorológicas o sistemas de riego automático, todos ellos conectados a la red. Si los modelos que utilizan no están adaptados a la nueva norma, su mantenimiento y operatividad pueden quedar comprometidos. Además, si revenden o recomiendan estas soluciones a otros agricultores, deberán asegurarse de que son legales a partir de agosto.
El uso y venta de dispositivos conectados está muy extendido entre los autónomos.
Una de las dudas más frecuentes es qué hacer con el stock que ya se tiene en almacén y no cumple la norma. “En principio, los dispositivos que ya están en el mercado antes del 1 de agosto y cuentan con un marcado CE válido podrían venderse hasta agotar existencias”, indicó Aritzei Lurbeiti.
Pero una vez pasada esa fecha, “ningún producto nuevo sin la nueva certificación podrá comercializarse”. Lo aconsejable es liquidar cuanto antes ese producto almacenado o “consultar con el fabricante si existe alguna posibilidad de actualización para que cumpla los requisitos”, concluyó el experto.
Si no puede venderlo en breve o sustituirlo, el autónomo deberá asumir la pérdida
Si no es posible actualizar el producto y no se vende, el autónomo deberá retirarlo del canal comercial. En algunos casos, se puede negociar su devolución o sustitución con el proveedor, sobre todo si se trata de material reciente. De lo contrario, el coste deberá asumirse como pérdida, lo que hace aún más importante anticiparse y revisar bien el inventario estos días previos a la entrada en vigor de la norma.
El ecosistema IoT crece cada año, y lo hace también entre pequeños negocios que trabajan precisamente vendiendo o instalando productos conectados. Para muchos autónomos, esta tecnología ya no es una opción, sino parte indispensable de su actividad diaria.
Desde localizadores GPS en flotas hasta controladores de energía o accesos electrónicos, todos estos sistemas están sujetos a unas nuevas reglas. Y conocerlas puede ser la diferencia entre seguir operando con normalidad o verse fuera del mercado.
Fuente; autonomosyemprendedor.es