- Bruselas y el BdE creen que los ajustes no llegarán hasta el año 2022
- Subir impuestos en medio de la incertidumbre puede lastrar el crecimiento
- La política fiscal debe apoyar la economía para evitar daños permanentes
El Gobierno de España va a contracorriente. En plena crisis económica y con un posible rebrote del covid-19 tras el verano, Pedro Sánchez y su equipo quieren aplicar una subida de impuestos a corto plazo que llegará, probablemente, en un momento delicado. Desde Bruselas hasta el Banco de España recomiendan apoyar la economía mientras que la incertidumbre persista. Las subidas de impuestos y los recortes, aunque necesarios, nunca deberían llegar hasta que la recuperación económica haya iniciado una senda sólida y, sobre todo, segura.
Las consolidaciones fiscales, ya sean subiendo impuestos o recortando gastos, suponen un lastre para el crecimiento económico, por lo que el consenso de los economistas recomienda su aplicación en periodos expansivos de la economía, pero nunca en medio de una crisis, de un periodo convulso o al comienzo de una recuperación que todavía es muy incierta.
Aplicar esa ‘receta’ en este momento puede poner en peligro la recuperación, lastrando un consumo que empieza a despertar o reduciendo aún más la inversión de unas empresas que luchan por mantenerse a flote en medio de un mar de incertidumbre. Ante la ausencia de una vacuna contra el covid-19, la posible aparición de rebrotes fuertes tras el verano y una recuperación económica que aún está en ciernes, en Bruselas ya se deja entrever que los ajustes no llegarán hasta 2022. Mientras tanto, el Banco de España, en su informe anual publicado recientemente, puso también 2022 como fecha en la que se iniciaban los ajustes coherentes con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento para realizar sus escenarios sobre la evolución de la deuda pública.
Sin embargo, el Gobierno de Sánchez insiste en poner sobre la mesa las subidas de impuestos, ya sea por voluntad propia o de sus socios de Unidas Podemos. El presidente aseguró hace unos días que es “inevitable” la aprobación de una reforma fiscal acompasada con el crecimiento económico y que avance en “justicia fiscal”, que contemplará una subida del IRPF a las rentas altas, un aumento del tipo del Impuesto de Sociedades para las grandes corporaciones o un alza de impuestos especiales y medioambientales. ¿Es el momento adecuado para anunciar estas medidas?
“Igual que critico que ahora no es el momento de la obsesión con el déficit y la deuda, creo que tampoco es el momento de andar anunciando subidas de impuestos. El problema de recaudación está ahí, pero no me parece el timing adecuado”, asegura Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics. El simple hecho de anunciar a ‘bombo y platillo’ un alza de impuestos puede modificar las decisiones de consumo e inversión de los agentes. Al igual que ocurre con los llamamientos a derogar la reforma laboral. En una recuperación incierta, como la actual, el Gobierno debería hacer un intento por insuflar confianza y certidumbre.
Mientras que esto ocurre en España, Alemania ha anunciado una rebaja del IVA hasta finales de año para estimular el consumo de bienes duraderos y dar un impulso definitivo a una recuperación económica que aún está rodeada de incertidumbre. Italia también baraja aprobar recortes de impuestos que estimulen el crecimiento.
Alemania e Italia están cumpliendo con las recomendaciones de Bruselas que han quedado reflejadas claramente en los programas de estabilidad y convergencia 2020 publicados este lunes por la Comisión. Este trabajo, que analiza la situación fiscal de los países europeos, destaca que “se necesita una combinación de políticas de apoyo para preservar al máximo la capacidad de crecimiento potencial y para proteger a las empresas y los trabajadores. Además, la política fiscal activa es particularmente relevante y eficiente para apoyar la estabilización macroeconómica a corto plazo cuando los tipos de interés son muy bajos”. Bruselas está pidiendo que en el corto plazo se use la política fiscal de una forma expansiva, ya sea bajando impuestos, incrementando el gasto o una combinación de ambas, para estimular el crecimiento y hacer que la crisis del covid-19 sea lo menos dolorosa posible. En el corto plazo, una subida de impuestos sería contradecir la recomendación de la Comisión Europea.
“Dada la débil demanda y las interrupciones de la oferta, la política monetaria acomodaticia debe complementarse con una postura fiscal de apoyo en la zona del euro… Su objetivo es mantener a flote a los trabajadores y las empresas y limitar los efectos de histéresis y, por lo tanto, un impacto más permanente en las perspectivas potenciales del PIB”, sentencia el documento de la CE. Un recorte del gasto público, una subida de impuestos o una combinación de ambos en este momento retrasaría la vuelta los niveles de PIB previos al covid-19, pudiendo prolongar la vuelta al empleo de muchos trabajadores poniendo en peligro sus habilidades y empleabilidad, lo que se conocer como histéresis laboral.
Esperar hasta el año 2022
Mantener una política fiscal expansiva en 2020 es obligatorio, mientras que la situación de 2021 aún es muy incierta y probablemente todavía se necesitará cierto apoyo fiscal, por lo que los ajustes en Europa podrían retrasarse hasta 2022, año en el que se reactivaría de nuevo el pacto de Estabilidad y Crecimiento, suspendido temporalmente para luchar contra la crisis. “Dada la elevada incertidumbre que rodea el pronóstico para 2021, es prematuro evaluar la postura fiscal para ese año. La postura fiscal adecuada para 2021 dependerá de manera crucial de las perspectivas macroeconómicas”, reza el informe de la Comisión. Frente a los errores cometidos en la crisis pasada, parece que esta vez Bruselas quiera asegurar la recuperación económica no sea un paso en falso que a su vez se vea aplastada por una austeridad basada en la subida de impuestos o en el recorte del gasto público.
No obstante, con los datos que hay hasta la fecha, la Comisión presupone una recuperación autónoma de la demanda en 2021, “pero las perspectivas económicas seguirán siendo excepcionalmente inciertas… Aunque se garantiza una postura fiscal de apoyo en todos los Estados miembros para facilitar la recuperación, la sostenibilidad fiscal a medio plazo debe continuar siendo segura”. Aunque la fecha de los ajustes está en el aire, a medio plazo se deberán emprender programas de consolidación fiscal que devuelvan los niveles de deuda a una cota más manejable.
El Banco de España en su informe anual también recomendaba emprender un proceso de consolidación fiscal con un horizonte temporal amplio “que deberá implementarse una vez que se haya superado esta crisis“. El BdE recomendaba reformas estructurales, un ajuste del gasto y redefinir la cesta de impuestos para reducir los niveles de deuda. Aún así, los escenarios planteados por el BdE también toman el año 2022 como el punto de partida para comenzar con los ajustes y retomar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
“En particular, debe garantizarse que, cuando las condiciones económicas lo permitan, los Estados miembros apliquen políticas para lograr posiciones fiscales prudentes a medio plazo y garantizar la sostenibilidad de la deuda, al tiempo que mejoran las inversiones”, sentencia el informe de la CE.
Fuente; eleconomista.es